martes, 17 de diciembre de 2013

Epecuén, la ciudad debajo del lago.










Viajando por el pasado, me sumergí en la historia de Epecuén, un lugar de la provincia de Buenos Aires que fue un esplendor en los años 90, pero hoy sólo quedan sus ruinas y su pasado. Un lugar que provoca muchas sensaciones, que me dio desolación, pero que vale la pena conocer, y así, conocer un poco de historia, y conocernos a nosotros mismos. 






Llegamos casualmente, casi de imprevisto, al Lago Epecuén, un día inestable donde nos escoltó la lluvia, pero también el sol y un arcoiris desprevenido que hizo de nuestro viaje, un recuerdo vivo, un acompañamiento espiritual sobre todo lo que nos produjeron las calles en ruinas, el abandono y el calmo rugir de las orillas del lago arremetiendo sobre las paredes descascaradas. 


   
                                                    


Además de adjuntar las fotos que pude tomar de Epecuén, también adjunto información sobre su rica historia, extraída de un par de blogs que recomiendo!










El significado de EpecuénEl Lago Epecuén tiene aguas extremadamente saladas que producen cierta sensación particular en la piel de aquellos que se acaban de bañar en ellas. 


Algunos de los significados de su nombre, son: 

"Leguizamón: interpreta Epecuén como deformación de Apulchen: “flor de ceniza”, y explica: “En esa laguna salobre lo característico es el salitral blanco que espeja a los rayos del sol y con la luz de la luna. Aquella mancha enorme de polvo blanqueando en torno de la laguna no debió pasar inadvertida para la sagacidad del pampa y no pudiendo representarla por medio de una palabra directa, buscó por comparación una cosa semejante que la comprendiera y dijo tal vez Apulchen: flor de ceniza. No tiene esto de antojadizo, de fantásico o de extraordinario?. No es acaso la idea que viene naturalmente a la imaginación de cualquier ser, al salvaje ignaro y al hombre educado, al contemplar el blanco del salitral?”, agrega Leguizamón contestando a objeciones de un contrincante." 

Zeballos: Viaje al País de los Araucanos, pág. 107: “Hay además otras grandes lagunas. Epecuel, vulgo Epecuén, de Epe: casi, y Cuel: límite, nombre que ha sido oportunamente aplicado. De Epecuén, tomando una línea al Oeste, al Sudeste y al Norte, los campos empeoran notablemente: de ahí que se le considere casi un limite que señala los confines del territorio esencialmente feraz”. 



Algunos recuerdos rescatados de la inundación que sepultó el la ciudad entera, se encuentran en el museo de Epecuén, en la antigua estación de tren.

 


La historia de Villa Lago Epecuén
Hacia 1876 Carhué y el Lago Epecuén eran prácticamente desconocidos, pues pertenecían a los dominios indígenas. Fue el 23 de ese mismo año cuando el Tte. Coronel Nicolás Levalle estableció la Comandancia de las fuerzas de la División Sud, sobre una de las barrancas del Lago, e inicio de inmediato la fundación de un pueblo, el 21 de enero de 1887, bautizado Adolfo Alsina, por el entonces Ministro de Guerra y Marina.
Sin embargo, la primera referencia del Lago Epecuén data de alrededor de 1770, cuando el Piloto De La Real Marina Pablo Zizur realiza un viaje en busca de sal a Salinas Grandes, es quién la descubre y la bautiza Laguna San Lucas.
Quiso el destino que San Lucas sea el patrono de la medicina. El primer análisis de sus aguas se produce en 1886, diez años transcurridos de la fundación de Carhué. El análisis fue realizado por un químico italiano que se maravilló por la riqueza mineral del Lago Epecuén, constatando que la salinidad era superior a la del mar en 10 a 1. Además recomendaba su explotación mediante ferrocarril para su uso doméstico y comercial.
A principios del siglo XIX el Lago Epecuén comienza a ser muy renombrado por las propiedades curativas de sus aguas.

                                   
Un cartel promocionando sus aguas termales, perdido en la nada.

En 1909 el Ministerio de Obras Públicas de la Pcia. De Buenos Aires le da un respaldo científico-médico a sus aguas milagrosas. A partir de allí, el interés y prestigio fueron creciendo, y se comienza a vislumbrar un gran futuro para el Lago Epecuén. Varios pioneros y visionarios efectúan obras cuyo fin es dar a los bañistas confort y servicios. El ritmo de crecimiento se hizo frenético, se construían hoteles de alta categoría, balnearios imponentes y enormes residencias privadas, a la par de la instalación de empresas extractoras de sal, barro radioactivo, fábricas de jabones a partir del fango, etc.

Los ’20 marcaron el inicio de un desarrollo impresionante: grandes hoteles dan comodidad y lujo a las familias adineradas que venían en búsqueda de descanso y de curas milagrosas. La Sociedad Anónima Minas Epecuén fueron, junto a la S.A. Balneario y Termas Mar de Epecuén de Arturo Vatteone, uno de los pioneros en la explotación. En 1922 se produce el primer loteo de tierras para la conformación de un pueblo y se lanzaron campañas publicitarias ofreciendo terrenos a orillas del Lago lo que daría inicio a la futura lago Epecuén.Al lado de los hoteles comienzan a establecerse trabajadores y propietarios y así para 1930 la villa “Mar de Epecuén” o “Epecuén Ville” como se la nombraba, ya contaba con una iglesia en construcción, una escuela y todos los servicios de un pequeño pueblo.
A partir de allí la historia de crecimiento de la villa no cesaría: tres líneas ferroviarias tenían parada en Carhué y su lago.

Por más de 60 años el lago continuó con su problema ancestral: la falta de agua. Ésta truncó decenas de fabulosas inversiones dejando en la ruina a sus propietarios.
Los años ‘50 y ‘60 sirvieron para el afianzamiento del destino turístico comenzado en los veinte.
Ya en los ’70 y bajo la tutela del municipio se encara un proyecto ambicioso y que daría el esplendor máximo a la Villa. Se diseña y construye un complejo que constaba de una gran pileta de agua dulce a sus orillas y una serie de vestuarios, duchas y confitería a la vera del lago.
Por obras realizadas en el sistema de Lagunas Encadenadas comienza a verterse agua al lago lo que hace que se deba construir en 1978 un murallón para contener el ingreso del agua al ejido.
Así a medida que aumentaba el agua se levantaba y consolidaba el terraplén.
Un 10 de noviembre de 1985 el muro de contención que poseía más de 3.50 mts de altura sucumbió y poco a poco fue sumergiendo al pueblo y su rico pasado.

                                           

Al cabo de 15 días el pueblo estaba prácticamente sumergido por más de dos metros de agua.
La situación se intensificó y un par de años después el pueblo tenía más de 5 metros de agua. El pico máximo ocurrió en 1993 cuando en ciertos sectores del sumergido pueblo se midieron más de 10 metros.



Para saber un poco más: 


Información aportada por el Museo Regional Dr. Adolfo Alsina - Para más datos, ingrese enwww.museocarhue.gov.ar



Mis hermanos, con los que compartí este viaje.




3 comentarios:

  1. Qué buena entrada! Completa y melancólica.... Me impactan mucho los folletos, la verdad, para reflexionar sobre dónde estamos parados y cómo todo puede cambiar de un día para el otro...

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  2. Que hermoso lugar, gran historia y excelentes fotografías, la última me encantó!!! un abrazo enorme a los dos.
    R.

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    1. Gracias R. Espero poder convencerte de que te vengas para Argentina! Otro abrazo para vos, desde la América del Sur!

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